¡UH oh! El niño se comió una bomba de baño: y ahora qué?
Imagine que su hijo toma un trozo de bomba de baño y se lo mete en la boca. ¡Los accidentes ocurren! Los niños exploran con sus papilas gustativas. Entonces, si esto ocurre, manténgase tranquilo y sepa qué hacer.
Primero: que no cunda el pánico, simplemente échales un vistazo
Encuentra a su hijo probando una bomba de baño. Corazón acelerado, respiraciones profundas. La mayoría de las bombas de baño contienen bicarbonato de sodio, ácido cítrico y aceites. No es una delicia sabrosa, pero tampoco es típicamente tóxica. Aún así, busque reacciones como urticaria o problemas respiratorios.
Retirar y enjuagar
Asegúrate de que no queden más bombas de baño. Anímelos suavemente a escupirlo. Luego enjuáguese la boca con agua para diluir los restos. Esto minimiza la irritación causada por aceites o fragancias. Sólo un rápido chasquido y escupitajo es suficiente.
Llame al doctor
Incluso si parecen estar bien, llame a su pediatra o al centro de intoxicaciones. Ten lista la lista de ingredientes. Obtenga asesoramiento personalizado para su situación. Si te recomiendan una visita al hospital, ve. Más vale prevenir que lamentar.
Manténgase alerta
Esté atento a cambios como malestar estomacal o reacciones alérgicas en las próximas horas. Si no parecen afectados y juegan normalmente, probablemente estén bien. Pero cualquier comportamiento inusual amerita acudir al médico. Observe de cerca.
Evite contratiempos futuros
En el futuro, mantenga las bombas de baño fuera de su alcance: gabinetes cerrados con llave o estantes altos. Sáquelos sólo cuando los utilice. Supervisar la hora del baño. Haga su espacio a prueba de niños para que las pruebas de sabor no se repitan.
Con preparación y calma podrás afrontar estos escenarios. Ármate con un plan para que la curiosidad de tu pequeño explorador no descarrile la hora del baño.
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